Pabellón De Cancerosos by Aleksandr Solzhenitsyn

Pabellón De Cancerosos by Aleksandr Solzhenitsyn

autor:Aleksandr Solzhenitsyn
La lengua: es
Format: mobi
Tags: Novela
publicado: 2010-01-04T08:29:43+00:00


CAPITULO XX

RECUERDOS ESTÉTlCOS

¡Sí, hacía mucho tiempo que él se prohibía creer! ¡No osaba permitirse experimentar alegría!

Es al comienzo de período, en los primeros años, cuando el novato se imagina, cada vez que lo hacen salir de su celda con sus cosas, que van a ponerlo en libertad, y cree oír la trompeta del arcángel cada vez que corre un rumor de amnistía. Y bien: no lo han sacado de su calabozo sino para leerle algún papelucho abominable y para volver a empujarlo a una mazmorra más sombría aún, un piso más abajo, donde el aire está completamente viciado de tanto que lo han respirado. Y difieren la amnistía del aniversario de la Victoria al de la Revolución, del aniversario de la Revolución a la sesión del Soviet Supremo; la amnistía se esfuma cual un globo de jabón, a menos que se la otorguen a los ladrones, a los petardistas, a los desertores; a todos, menos a los que sufrieron y lucharon. Y las células de nuestro corazón, creadas por la naturaleza para él regocijo, en su inutilidad, degeneran. Y los pequeños alvéolos donde permanece agazapada la fe, en el transcurso de los años se vacían y resecan..

En lo sucesivo, la cosa estaba suficientemente comprobada: él había tenido tanta libertad como deseara y al fin regresaba a casa; ¡no quería ir a ninguna otra parte que no fuese su Bello Exilio, su querido Ush-Terek! ¡Querido, sí! Por sorprendente que fuera, así pensaba Oleg, desde este hospital, en su rinconcito de exiliado…, desde este hospital, desde la gran ciudad, desde este mundo de estructura inextricable en el cual no se sentía capaz -ni deseoso, tal vez- de insertarse.

Ush-Terek quiere decir "Tres Álamos". La localidad debe su nombre a tres árboles antiguos que se divisan desde la estepa, diez kilómetros a la redonda. Los tres árboles crecieron a un tiempo; no tienen la esbeltez común a los álamos, estarían algo torcidos; y quizás ande cada uno en los cuatrocientos años. Alcanzada su altura máxima, dejaron de crecer hacia arriba; pero, ganando en anchura, han entretejido por encima del gran aryk. Dicen que había en la aldea otros árboles así, pero que los cortaron todos en 1931. Ahora, no se consigue hacer que arraiguen otros nuevos; todos los que plantaron los pioneros los ramonearon las cabras desde el primer brote. Sólo han resistido los arces americanos de la calle principal, frente al Comité del Distrito.

¿Cuál es el lugar de la tierra que uno elige de entre todos? ¿El que descubrió cuando pequeñín chillón que gateaba cerrado a todo, incluso al testimonio de sus propios ojos y oídos? ¿O bien ese donde uno se oyó decir por primera vez: "Vamos; ¡vete sin escolta, vete solo! "?

Dueño y señor de sus piernas: "¡Toma tu camastro y parte!"

¡Oh, la primera noche de semilibertad! El Resguardo los vigilaba siempre de cerca; no les habían dado derecho a ir hasta las ciudades; se les había permitido dormir, si querían, bajo un cobertizo de paja en el patio de la comisaría.



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